Cólicos, estreñimiento, diarreas, reflujo gastroesofágico, tortícolis muscular congénita, bronquiolitis, trastornos del sueño, irritabilidad, asma, alergias, hiperactividad, dermatitis atópica, asimetrías del cráneo… Éstos son sólo algunos de los problemas que con frecuencia presentan los bebés y para los que a menudo nos cuesta encontrar soluciones eficaces y duraderas.
La TMP (terapia manual pediátrica) es una opción altamente efectiva en el tratamiento de todos estos problemas de salud que tanto afectan a los bebés.
Muchas veces, el origen de estas patologías puede ser debido a tensiones en los tejidos del bebé (fascias, músculos, ligamentos, nervios…). También por restricciones o ausencia de movilidad de algunas articulaciones de su cuerpo (entre ellas las suturas craneales), producidas normalmente durante el embarazo o el parto.
El terapeuta localizará estos posibles desajustes que suelen pasar desapercibidos y aplicará, con sus manos, técnicas muy suaves y delicadas sobre su cabeza, columna vertebral, barriga, etc. para devolver el equilibrio fisiológico necesario al sistema nervioso, digestivo, etc.
En el caso de los bebés, la mayoría de las veces 2 0 3 sesiones son suficientes y, entre ellas, se suele dejar pasar varias semanas para que el cuerpo del bebé se vaya adaptando a las correcciones.
Lo ideal es aplicar el tratamiento durante los 6 primeros meses de vida, que es cuando más efectivas son las técnicas gracias al gran potencial de adaptación y corrección presente en el bebé, y cuando mejores y más rápidos resultados se obtienen. No obstante, el tratamiento se puede iniciar a cualquier edad.
Se trata de un tratamiento totalmente compatible con la medicina convencional, resaltando que no sólo es curativo sino también preventivo.
Existen situaciones en las que es particularmente recomendable, tanto para el bebé como para la mamá, acudir a consulta: cesáreas, partos de nalgas, fórceps, ventosas, bebés prematuros, gemelos… por el alto índice de estrés que pueden sufrir ambos en estas situaciones.